Exponer en el National Art Center Tokyo es un gran logro en mi camino artístico. Llevar mi visión a este escenario internacional es una oportunidad para conectar culturas, trascender fronteras y reafirmar mi compromiso con el arte.

El National Art Center de Tokyo es uno de los espacios de exhibición más grandes de Japón, reconocido por su arquitectura innovadora y su compromiso con la promoción del arte contemporáneo.

Estas obras forman parte de una serie donde exploro el punto de encuentro entre la naturaleza capturada y la intervención manual como gesto poético. La fotografía, por sí misma, ya es una forma de detener el tiempo; pero al tensarla, al atravesarla con hilos, la convierto también en un objeto que respira, que se extiende más allá de su superficie bidimensional.

Mi intención con esta serie es crear puentes entre lo fotográfico y lo matérico. Cada hilo es una línea de tiempo, una pregunta suspendida. El espectador no solo observa: se detiene, se aproxima, se deja llevar por la tensión entre lo que está quieto y lo que aún vibra.

En esta exposición presento una serie de 12 fotografías tomadas en distintos rincones del mundo, donde mi lente busca siempre un instante especial, ese momento fugaz en el que la naturaleza revela su magia. Ya sea a través de una neblina que envuelve el paisaje, una luz que irrumpe de forma inesperada o una paleta de colores que parece surgir de un sueño, cada imagen captura una energía única y sutil.

Mi intención es detener el tiempo justo en ese segundo donde lo cotidiano se transforma en extraordinario. En cada fotografía, la naturaleza no es solo un escenario, es la protagonista absoluta. Mi trabajo consiste en observar, esperar y recibir el regalo de ese momento mágico.

VIBRACIONES
En la naturaleza las vibraciones son el eje primordial que entrelaza la materia, el tiempo y la existencia. Esta obra invita a sumergirse en un diálogo entre lo tangible y lo intangible, donde se revela como metáfora y medium para explorar la sinfonía vibrátil que conecta el cosmos. 

A través de estas obras que capturan la esencia efímera de lo natural, se tejen hilos ya sean fibras textiles, trazos lumínicos o resonancias sonoras que materializan la unión sagrada entre el agua, la luz y la energía en un instante específico, congelado en la memoria del paisaje.

Exponer en el National Art Center Tokyo es un gran logro en mi camino artístico. Llevar mi visión a este escenario internacional es una oportunidad para conectar culturas, trascender fronteras y reafirmar mi compromiso con el arte.

El National Art Center de Tokyo es uno de los espacios de exhibición más grandes de Japón, reconocido por su arquitectura innovadora y su compromiso con la promoción del arte contemporáneo.

El director de ARCOT, Ricardo Gaitán Muñoz, dio apertura a la primera Exposición de artistas colombianos Miami 2024 Las tendencias artísticas actualizadas se representan en esta exposición que busca promover y difundir el talento de jóvenes artistas emergentes, así como estrechar las relaciones culturales entre Colombia y EE. UU.

Tendrán la oportunidad de explorar mi obra y sumergirse en la naturaleza desde una perspectiva conceptual. Además, contamos con la presencia especial del curador, historiador de arte y escritor Christian Padilla.

Esta exposición, curada por Inés Morales, me ha permitido explorar lo oculto en lo cotidiano. A través de mi serie de fotografías, invito al espectador a descubrir lo que no siempre es evidente a simple vista, proponiendo una conexión más profunda con la naturaleza y el entorno. Mi obra busca transformar el paisaje en una metáfora visual que despierte emociones y nos desafíe a mirar más allá de lo visible.

En esta muestra, comparto espacio con talentosos artistas como Alejandra Guzmán, Ana Tamayo, Carolina Ospina y Felipe Dothee en un diálogo creativo que nos invita a reflexionar sobre lo que realmente significa "ver".

La palabra psicodélico, inventada por el psicólogo británico Humphry Osmond, significa “que manifiesta el alma”. En esta exposición, Ana Tamayo y yo, Mario Jaramillo, exploramos cómo el arte puede provocar sensaciones profundas a través de la naturaleza.

En mis fotografías, busco transmitir calma y reflexión, conectando mis experiencias de vida con el paisaje, la naturaleza y el ser humano. Cada imagen invita al espectador a sumergirse en un viaje introspectivo, activando la conciencia sobre el entorno que nos rodea y revelando la belleza que a menudo pasa desapercibida.

Formar parte de Antología ha sido una experiencia inolvidable, una muestra colectiva que celebra el recorrido y la visión de Ocre Galería. Junto a más de 40 artistas, tuve el honor de aportar mi obra a esta retrospectiva, que refleja el compromiso de la galería con el arte colombiano en todas sus expresiones. Esta exhibición fue una oportunidad de conexión, un momento de reflexión y un homenaje al camino que hemos recorrido juntos en el mundo del arte.

Participar en Prohijar fue un honor y una oportunidad especial para contribuir al noble trabajo de la Corporación Prohijar, que durante más de 25 años ha apoyado a niños y niñas en situación de vulnerabilidad. Mi obra formó parte de esta exhibición junto a la de otros talentosos artistas como Nadín Ospina y Federico Uribe, quienes, al igual que yo, donaron sus piezas para apoyar esta causa. Esta experiencia fue un recordatorio del poder que tiene el arte para transformar vidas y conectar con algo mucho más grande que nosotros mismos.

Las montañas y la luz han sido para mí un camino personal, llevándome a través de parques naturales en Utah (Estados Unidos) y Colombia. Esta serie surge de la necesidad de contemplar la naturaleza desde la perspectiva del otoño, plasmando en mis fotografías un sentido propio y una historia en cada imagen. 

En esta exposición, la montaña representa la vida misma. A medida que avanzo hacia la cumbre, reflexiono sobre las estaciones como ciclos entrelazados: la primavera trae el nacimiento; el verano ilumina con su vitalidad; el otoño, con su consciencia, suaviza la luz y los colores, mezclando atardeceres de amarillo, rojo y blanco que evocan la flor del frailejón, símbolo de nuestros páramos colombianos. El invierno, finalmente, es el cierre de estos ciclos.

Esta exposición es el resultado de un viaje personal de diez años, en el que he buscado conectar con la naturaleza de una manera profunda y reflexiva. Tierra representa vivir el presente con intensidad; Luz, ese instante en el que, al hacer clic, mi cámara capta la conexión entre la naturaleza y mi mundo interior; Hielo es la exploración de reflejos y paisajes efímeros que asombran y transforman. 

Cada fotografía de esta serie refleja momentos de introspección que he encontrado en mis recorridos por Colombia, Argentina, Islandia, Turquía, África y Estados Unidos. En ellas, materializo emociones, fragmentos de tiempo y estéticas únicas en paisajes, flora, fauna, montañas, agua y cielo, invitando al espectador a despertar en nuevas dimensiones, tanto internas como externas.