Para Mario Jaramillo, las montañas y la luz lo han llevado en un viaje personal a través de varios parques naturales en Utah (Estados Unidos) y Colombia. Es imperativo reflexionar sobre el concepto de la naturaleza desde una perspectiva otoñal, transmitiendo a sus fotografías su propio significado e historia.

En esta exposición, la montaña es la vida misma, y en su camino hacia la cumbre, Mario reflexiona sobre las estaciones como ciclos entrelazados de la vida. La primavera llega con el nacimiento, la niebla aparece para iluminar el amanecer con su luz tenue y reducida. La luz del verano deslumbra los ojos con pura energía vital. El otoño, con su conciencia, hace la luz más sutil, los colores dejan de ser tan brillantes, mezclando atardeceres amarillos, rojos y blancos, semejando la flor del frailejón, la planta nativa de los páramos colombianos. El invierno es el final. El final de muchos finales, ciclos, o uno definitivo.

Para Mario, el desafío es la vida misma, la montaña y las historias que evoca.